jueves, 6 de abril de 2017

Mas alla del bien y el mal- Nietzsche-

Con todo, el que quiere cree sinceramente que basta la volición para la acción. Como en la mayoría de los casos hemos realizado una volición solo cuando cabía esperar también el efecto del mandato, esto es, la obediencia, la acción, sucede que la apariencia se ha traducido en el sentimiento de que existe una necesidad de efecto: en resumen, el que quiere cree, con un alto grado de certeza, que, en cierto modo, la voluntad y la acción son una sola cosa; atribuye el buen resultado, la ejecución de la volición, a la voluntad misma, disfrutando así un aumento de ese sentimiento de poder que implica todo buen resultado. <<La libertad de la voluntad>> es la expresión que se usa para designar ese complejo estado placentero del que quiere, el cual manda y a la vez se identifica con el que ejecuta, y goza así de la superación de las resistencias, aunque en su interior considera que quien supera realmente las resistencias es su voluntad. De esta forma, a la sensación placentera de mandar, el que quiere añade los sentimientos placenteros de los instrumentos que ejecutan, que obtienen un éxito, de las serviciales <<voluntades>> o almas subalternas, pues nuestro cuerpo no es más que una estructura social de muchas almas.

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