martes, 4 de abril de 2017

Mas alla del bien y el mal- Nietzsche

En lo que respecta a la superstición de los lógicos: no me cansaré de subrayar una y otra vez un hecho pequeño y exiguo, que esos supersticiosos confiesan a disgusto, a saber, que un pensamiento viene cuando ‘el’ quiere, y no cuando ‘yo’ quiero; de modo que es un falseamiento de la realidad efectiva decir: el sujeto ‘yo’ es la condición del predicado ‘pienso’. Ello piensa: pero que ese ‘ello’ sea precisamente aquel antiguo y famoso ‘yo’, eso es, hablando de modo suave, nada más que una hipótesis, una aseveración, y, sobre todo, no es una ‘certeza inmediata’. En definitiva, decir ‘ello piensa’ es ya decir demasiado: ya ese ‘ello’ contiene una interpretación del proceso y no forma parte del mismo”. En este caso el razonamiento responde a esa rutina gramatical según la cual <<pensar es una acción; en toda acción interviene un agente, luego…>> Según un esquema parecido, el atomismo antiguo unía la <<fuerza>> actuante con ese trocito de materia en el que reside esa fuerza y desde la cual actúa, al que llamo <<átomo>>. Cerebros más rigurosos han terminado prescindiendo de ese <<residuo terrestre>>, y tal vez llegue un día en que todos, incluso los lógicos, se acostumbraran a prescindir de ese pequeño <<ello>> al que ha quedado reducido, tras volatizarse, el venerable y antiguo yo.

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