La realidad es totalmente distinta: cuando fingís descifrar embelesados en la naturaleza del canon de vuestra ley, lo que estas deseando, extraños comediantes que os engañáis a vosotros mismos, es algo muy diferente. Vuestro orgullo pretende prescribir y proyectar incluso a la naturaleza vuestra moral , vuestro ideal; exigís que la naturaleza sea una naturaleza << conforme a la Estoa>>, y pretendéis que todo lo que existe solo se acomode a vuestra imagen, como una glorificación y una generalización gigantesca y eterna del estoicismo. A pesar de todo vuestro amor a la verdad, os constreñís de una forma tan obstinada y duradera, con una fijación hipnótica tal, a ver la naturaleza de un modo erróneo, es decir, de una manera estoica, que ya no sois capaces de verla de otro modo: y no se que profundisimo orgullo termina inspirándoos incluso la esperanza insensata de que, como sois capaces de tiranizaros ( el estoicismo equivale a una autotirania ), también la naturaleza se deja tiranizar, como si el estoico no fuera explicitamente una parte de la naturaleza.
Sin embargo, todo esto es una vieja y eterna historia. Lo que antaño sucedió con los estoicos sigue ocurriendo hoy en cuanto que una filosofía empieza a creer en si misma. Esta crea siempre el mundo a su imagen, por que no puede obrar de otra manera; la filosofía no es otra cosa que ese instinto tiránico, la voluntad de poder en su manifestación mas intelectual, de <<crear el mundo>>, de ser causa primera.
Nietzsche- Mas allá del bien y del mal
No hay comentarios:
Publicar un comentario